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Magnesio: mineral esencial en el
desarrollo del alto rendimiento deportivo

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

Máster Oficial en Nutrición Humana

Máster en Cineantropometría y Nutrición Deportiva

Raúl Domínguez Herrera

raul_dominguez_herrera@hotmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          El magnesio es un mineral con diversas e importantes funciones en el organismo, especialmente en los deportistas, por el papel regulador que desempeñan en el mantenimiento de la bomba sodio-potasio y, en última instancia de la transmisión de impulsos nerviosos y de la contracción muscular. De este modo y, visto el déficit que existe de padecer un déficit en este mineral, el deportista debería de cubrir al menos con las recomendaciones; ya que, estados deficitarios han llegado incluso a asociarse con síndromes de fatiga crónica o sobreentrenamiento. Igualmente, tendrán que prestar especial atención aquellos deportistas en los que el metabolismo anaeróbico sea importante para la ergogénesis de su prueba deportiva o si se desarrolla una gran carga de este tipo de trabajo en algún período de la temporada, ya que, se han visto incrementos de las pérdidas conforme incrementan los niveles de lactacto con el ejercicio. Así, aunque sujetos con unos buenos niveles de este mineral y con un aporte adecuado no se beneficiarían de la ingesta de grandes dosis a través de suplementos, sí que en casos deficitarios, los deportistas incrementarían su performance, por lo que se hace necesario un estudio nutricional acerca de la ingesta dietaria de este mineral y tomar las medidas oportunas de acuerdo a cada situación, teniendo presente que una suplementación nunca debe de ser la única opción, ya que, una intervención dietético nutricional con éxito siempre deberá de fundamentarse en una adecuada educación nutricional.

          Palabras clave: Magnesio. Minerales. Alto rendimiento deportivo.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 176, Enero de 2013. http://www.efdeportes.com/

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    El magnesio es el segundo catión en importancia en el organismo y es fundamental en actividades celulares fundamentales de apoyo a diversos sistemas fisiológicos, participando en más de 300 reacciones enzimáticas (Luckasky, 2004). Es fundamental en el metabolismo de los hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas, al tiempo que regula las funciones cardiovasculares, inmunológicas y hormonales (ACSM, 2000). Pero, aparte, desde el punto desde el punto de vista del rendimiento deportivo hemos de tener presentes que se trata de un mineral esencial para mantener el potencial eléctrico en los nervios y en las células musculares (Bernadot, 2007), debido a que es un activador de la bomba sodio-potasio. Además, no hemos de olvidar que juega un papel fundamental en el equilibrio ácido-base (Pérez y col., 2010).

    En cuanto a los requerimientos, estos deben de ser de 350 mg para hombres y 280 mg en el caso de las mujeres, cantidades que difícilmente se consiguen tanto en la población andaluza (Mataix y col., 2006) como en grupos de deportistas (Papadopoulou y col., 2002), presentando una situación deficitaria más del 40% dentro de una población de bailarinas y gimnastas (Vanrell y Moranta, 2012) o en una muestra de diferentes deportistas del género femenino (Nuviala, Lapieza y Bernal, 1999).

    Las consecuencias del déficit en este nutriente son muchas, tal y como podemos pensar al ver las numerosas funciones en las que toma parte. Así, podemos destacar debilidad muscular, calambres musculares y arritmias cardiacas (Bernardot, 2006), así como aumento de las molestias premenstruales (Moro, 2002). Según Williams (2006), los síntomas musculares podrían deberse a que puede que no se bloquee el efecto del calcio sobre la contracción muscular. Pero, lo realmente importante y, la razón principal por la que debemos de asegurarnos un correcto abastecimiento de magnesio se debe a que la deficiencia de este mineral puede estar asociado con el síndrome de sobreentrenamiento o de fatiga crónica (Williams, 2006).

    Hay que decir que tenemos que asegurarnos, por tanto una ingesta que cubra los requerimientos, pero, al mismo tiempo, debemos de prestar cuidado en aquellos deportistas en los que el metabolismo anaeróbico sea importante (como ocurre en los entrenamientos de los atletas, por ejemplo), ya que, en estas condiciones se incrementan las pérdidas en orina, relacionándose la cantidad pérdida con la concentración plasmática de lactato (Mataix, 2001).

    En cuanto si la suplementación con magnesio, mejora la performance, un estudio antiguo realizado por Steinacker y col. (1987) informó de una mejora del rendimiento en deportistas que se suplementaron con magnesio. Actualmente, Cheng y col. (2010), también, han encontrado mejoras en el tiempo en realizar una prueba de natación con hámsteres, encontrando mayores niveles de glucosa y menores niveles de lactato en sangre. Este comportamiento sobre los niveles plasmáticos de lactato, también, lo pudieron encontrar Brilla y Gunter (1994), cuando sometieron a dos grupos de corredores, siendo uno suplementado y otro no, cuando se le sometió a una prueba de agotamiento al 90% del VO2 máx, sin embargo, el tiempo que consiguieron correr los deportistas no mejoró. Por lo que, podemos ver que realmente no se mejoró el rendimiento y, esto viene a apoyar el nuevo punto de vista sobre el ácido láctico, propuesto por Martín, González y Llop (2007).

    Además, si tenemos en cuenta un estudio realizado con deportistas altamente entrenados, podemos ver como no se asoció la suplementación con mejora del rendimiento (Terblanche y col., 1992). En este estudio, durante 4-6 semanas, se administró un suplemento de 360 mg/d a un grupo de maratonianos entrenados. No se pudo encontrar mejora en el rendimiento, ni reducción en la magnitud del daño muscular o una mejor recuperación de la función muscular tras la competición. Es más, ni tan si quiera la suplementación pudo tener ningún efecto sobre las concentraciones musculares y plasmáticas de magnesio.

    Por tanto, parece lógico pensar que, las mejoras en el rendimiento que se han observado en algunos estudios, podría deberse a que los sujetos que participaban presentaban un déficit con anterioridad. De este modo, deberíamos de estar de acuerdo con Brilla y Haley (1992), que sugieren que la ingesta de suplementos de magnesio en cantidades próximas a las DRIs, puede afectar positivamente tanto al rendimiento de resistencia como al de fuerza en deportistas con niveles de magnesio en sangre en el límite inferior al normal. Así, deportistas que sigan una dieta variada y equilibrada, no se beneficiarían de este tipo de suplemento.

Referencias bibliográficas

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